Cómo prevenir y combatir los piojos

Enviado por MiraMami on Vie, 16/10/2020 - 10:00

Descripción

Apenas superado el desafío de afrontar la vuelta al cole en la “nueva normalidad”, toca ahora estar preparadas para superar con éxito la posible llegada de los temidos piojos. Y es que el cuidado y protección de nuestros pequeños es un no parar. Por eso, en MiraMami, queremos facilitarte la labor ofreciéndote algunos consejos, por si las distancias impuestas para prevenir el coronavirus no logran evitar a estos molestos visitantes.
 
Seguramente, a lo largo del curso, más pronto o más tarde, acabe llegando a tus manos la temida comunicación de: “se ha detectado la presencia de piojos en algunos niños…”. Es también muy probable que la primera vez que la recibas, pienses que a tu hijo eso no le va a afectar. Pues bien, lo cierto es que todos los niños pueden tener piojos, independientemente de su nivel de higiene. De hecho, la infestación por piojos es una de las afecciones más frecuentes en la infancia junto con el resfriado común y no deben ser motivo de miedo o de vergüenza.
 
FALSAS CREENCIAS SOBRE LOS PIOJOS
 
Antes de entrar en materia, es importante romper con los mitos más habituales que existen sobre estos parásitos:
  • No existe una relación causal entre la falta de higiene y la pediculosis (infestación de piojos en la cabeza). Los niños no tienen piojos porque sean sucios, se contagian por contacto de una cabeza a otra independientemente de que el pelo esté limpio o sucio. Por tanto, una higiene meticulosa no previene la infestación.
  • Los piojos no tienen alas. No vuelan ni saltan, por lo que no andan sueltos por el aire; su contagio se limita al contacto directo, caminando de una cabeza a otra. 
  • No importa el tipo de pelo (rubio, moreno, castaño…), ni infestan más a los niños con el pelo largo que a los que lo tienen corto. Todos ellos son igual de apetecibles para estos parásitos. Aunque son algo más frecuentes en las niñas, se cree que es debido a que éstas tienden a tener un contacto más directo con sus amigas que los niños durante el juego.
  • No solo afectan a los niños. Los adultos son igualmente susceptibles de ser infestados, simplemente el modo de relacionarse de los niños y la estrecha convivencia entre ellos en la época escolar, centros deportivos o campamentos de verano, hace que sean los primeros elegidos. 
  • No viven en animales. Por lo que las mascotas no son causantes de su transmisión.
  • Aparecen en cualquier época del año. Antiguamente estos parásitos aparecían en los meses de calor, pues las temperaturas muy bajas dificultaban su desarrollo. Pero en los últimos años los inviernos son más suaves, lo que ha propiciado que aparezcan en cualquier época del año. 
CÓMO SON LOS PIOJOS Y SU DESARROLLO
 
Los piojos son los parásitos más frecuentes en el mundo desarrollado. Se trata de insectos que se adhieren al pelo son sus patas y se alimentan succionando sangre del cuero cabelludo. Sus huevos, denominados liendres, se pegan a la base del pelo gracias a una secreción muy resistente e insoluble al agua, lo que impide que se eliminen con el lavado. Las hembras adultas ponen cada día unos 10 huevos, depositándolos lo más cerca posible del cuero cabelludo. Estos eclosionan entorno a los 7 días, permaneciendo las liendres ya vacías pegadas al cabello. El piojo tardará entre 7 y 10 días para convertirse en adulto capaz de reproducir y puede vivir hasta 30 días en la cabeza de una persona.
 
Estos parásitos mueren rápidamente (en dos días) si no se alimentan de sangre humana, por lo que no pueden sobrevivir mucho tiempo fuera de la cabeza de tu hijo, por eso los objetos no son una fuente importante de contagio.
 
SÍNTOMAS DE LA INFESTACIÓN POR PIOJOS
 
La saliva del piojo cuando muerde el cuero cabelludo ocasiona irritación, picor y eritema, lo que hace que el niño no pare de rascarse la cabeza (este picor puede aparecer días después de haberse infestado). Debido al rascado, pueden producirse erosiones cutáneas y costras, e incluso en alguna ocasión pueden surgir infecciones secundarias, malestar y febrícula, por lo que debes consultar al pediatra cualquier observación de esta índole.
 
CÓMO DETECTAR LOS PIOJOS EN LA CABEZA DE TU HIJO
 
A veces es difícil detectar la presencia de estos molestos inquilinos en la cabeza de tu hijo, ya que los piojos se esconden rápidamente entre el cabello al iniciar el peinado o al aplicar un foco de luz. La mejor manera de localizarlos es haciendo un peinado exhaustivo con el pelo mojado, utilizando un peine especial con poca distancia entre las púas (lendrera) y sobre un fondo blanco (una toalla blanca sobre los hombros o sobre el lavabo).
 
Los lugares más comunes donde se encuentran los piojos son cerca del cuero cabelludo, por detrás de las orejas y alrededor del cuello. Si detectas piojos en la cabeza de tu hijo, debe revisarse toda la familia: ni hermanos, ni padres, ni abuelos están a salvo de un posible contagio.
 
QUÉ DEBES HACER SI TU HIJO ESTÁ INFESTADO
 
Si tu hijo tiene piojos, deberás buscar cuanto antes un tratamiento adecuado para erradicarlos, siendo siempre lo más indicado consultar al pediatra o dermatólogo antes de iniciarlo. 
 
Los tratamientos (también llamados pediculicidas) para abordar la infestación, deben reunir una serie de características generales si queremos erradicar de forma eficaz al parásito. Así, un buen pediculicida debe ser letal tanto para el piojo como para los huevos y larvas; efectivo con la mínima cantidad de producto y en el menor tiempo posible (lo ideal es conseguirlo con una sola aplicación); que no tenga efectos secundarios, es decir, que no irrite el cuero cabelludo ni sea agresivo para el cabello; que sea fácil de aplicar y que siga teniendo un cierto nivel de protección una vez aplicado.
 
Existen diversos tipos de tratamientos:
 
1. La eliminación de forma manual: consiste en utilizar un peine especial llamado lendrera, de púas muy juntas, que permite arrastrar tanto los piojos como las liendres (vivas o muertas) al peinar el cabello. Su uso nos permite también detectar la existencia del parásito.  Las lendreras clásicas, con púas de plástico o de metal, deben utilizarse con el pelo mojado, dividiendo el cuero cabelludo en pequeñas zonas y pasando la lendrera, por mechones, de la raíz a las puntas. Después de cada pasada hay que limpiar bien el peine para evitar que algún piojo vivo quede adherido y vuelva de nuevo al cabello en la siguiente pasada. Existen también lendreras eléctricas que matan el piojo con una descarga al tomar contacto con él, pero son más agresivas para el pelo.
 
Se trata de un método sin efectos secundarios, barato y que no genera resistencias. No obstante, requiere mucha dedicación y paciencia y es difícil que resulte efectivo por sí solo.
 
2. Insecticidas y ovicidas: su fusión es eliminar los parásitos, por lo que solo se usarán si existe algún piojo vivo, nunca como medida preventiva. No hay que olvidar que el uso indiscriminado de estos productos favorece que los piojos se hagan resistentes, además de las irritaciones que pueden producir en el cuero cabelludo del niño.
 
- Dentro de este tipo podemos encontrar tratamientos de acción química: como las piretrinas (las conocidas permetrinas) y el malatión, que actúan como insecticidas pediculicidas que intoxican al piojo (en el caso del malatión también a las liendres).  La permetrina es menos tóxica para las personas, pudiendo aplicarse en niños mayores de dos años. Se aconseja aplicar sobre el cabello seco, durante 10-30 minutos, dejando secar al aire y lavando luego el pelo con un champú normal. Conviene volver a aplicarla a los 7-10 días. El malatión no se recomienda para menores de 6 años, ya que es más tóxico; genera un olor desagradable y el tiempo de aplicación es más prolongado (hasta 12 horas).
 
- Y tratamientos de acción física: a base de siliconas (como las dimeticonas), que cubren al parásito con una película que les impide respirar provocando la muerte del piojo por asfixia. Al eliminar el piojo por asfixia no provocan resistencia ni generan efectos secundarios al niño. Es un tratamiento inodoro, eficaz y seguro, con gran tolerancia en personas que tengan la piel sensible, por lo que puede usarse en niños menores de dos años, si bien en menores de 6 meses solo puede aplicarse la eliminación manual.
 
Expertos en este tema, como la Dra. María del Mar Martín Dorado (dermatóloga del Hospital HM Torrelodones, Madrid), señalan que los tratamientos actuales, tanto químicos como físicos, son seguros, ya que no son absorbidos por el cuero cabelludo humano.
 
3. Otros métodos naturales: existen otras alternativas más naturales para prevenir y erradicar los piojos, si bien hay que tomarlas con cierta cautela. Algunos ejemplos son el vinagre diluido, utilizado tradicionalmente par diluir la sustancia que fija el huevo al pelo y hacer más fácil su eliminación al peinar con la lendrera. Se habla también del aceite del árbol de té, aceites de lavanda y otras sustancias derivadas de las plantas, si bien no hay evidencia científica que prueben su eficacia. 
 
Si dispones de poco tiempo o simplemente prefieres que alguien se ocupe de acabar con los piojos de tu hijo, puedes recurrir a las peluquerías especializadas en tratamientos para la eliminación de piojos y liendres. Lo hacen aplicando calor a una temperatura que deshidrata y mata a los parásitos, ya que los separa del fluido que los adhiere al pelo. Posteriormente se procede a la hidratación y aspiración del cabello con una lendrera que peina y aspira los piojos y liendres que se van desprendiendo del cabello. 
 
CÓMO PREVENIRLOS O EVITAR LA REINFESTACIÓN
 
Si queremos evitar que los piojos “nos traigan de cabeza”, debemos de ser muy rigurosos con la prevención y con el tratamiento.
 
Se debe evitar el contacto de cabeza con cabeza. También conviene tener en cuenta que el pelo corto o recogido minimiza las posibilidades de contacto y que, aunque los piojos sobreviven poco tiempo fuera del cuero cabelludo, es preferible no compartir peines, cepillos, diademas, gorros o cualquier objeto que se use en el peinado o en la cabeza.
 
Pero la mejor prevención, y la más inocua, es revisar las cabezas de los niños varias veces por semana, realizando un buen cepillado con la lendrera, ya que detectar a tiempo (antes incluso de que el niño se rasque la cabeza) una posible infestación, es la clave para lograr una erradicación rápida y eficaz. 
 
Es totalmente desaconsejable utilizar tratamientos terapéuticos a modo de prevención, así como hacer un uso indiscriminado de todos los insecticidas que se tienen a mano. Eso es lo que lleva a que los piojos se vuelvan resistentes a ciertos productos químicos, sobre todo a la permetrina, y lo que explicaría la ineficacia de algunos tratamientos. 
Se deben evitar los tratamientos químicos en niños menores de 2 años.
 
Se deben seguir de forma estricta las indicaciones del fabricante del tratamiento elegido para obtener un resultado óptimo. Por lo general, se recomienda repetir el tratamiento a la semana, coincidiendo con el ciclo de vida del piojo. Además, hay que hacer un seguimiento exhaustivo durante las siguientes semanas. 
 
La ropa que ha estado en contacto con el parasitado (sábanas, toallas, cojines, prendas de vestir…) deberá lavarse con agua caliente (+60º). Si no es posible lavar así estas prendas, se pueden guardar en una bolsa de plástico sellada durante 48 horas como mínimo.
 
 

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