Lunes - Cuentos para soñar, reír, imaginar o dejarse llevar esta Semana Santa

Enviado por MiraMami.com on Lun, 30/03/2015 - 10:00

Descripción

El Doctor Pantufla y sus aventuras promete divertirte cada día con una de sus entregas durante esta Semana Santa. El personaje ha sido creado por María José Floriano, una periodista amante de las historias y los cuentos y autora del blog Tirando del Rizo ¡Engánchate!

I. El Caramelo de Violetas. Parte 1.

El Doctor Pantufla era un hombre muy atareado y redondeado.

 
El Doctor Pantufla andaba siempre corriendo de acá para allá con su enorme maletín y sus pantuflas color escarlata.
 
El Doctor Pantufla andaba por los tejados de las casas, se colaba por las chimeneas y tenía miles de pócimas y remedios que curaban a los niños.
 
Todo el mundo quería al Doctor Pantufla.
 
Las vecinas se paraban para hablar con él, las tortugas corrían para hablar con él, los pájaros dejaban de volar para hablar con él, pero Pantufla, siempre tenía mucha prisa y andaba muy rápido, muy rápido, tanto que en cada paso que daba estaba a punto de perder las pantuflas. Además se ponía muy colorado y tenía que dejar la lengua fuera para poder respirar. Lo siento mucho, les decía a los del pueblo con la voz entrecortada, y les y sacaba una larga lista que le llegaba hasta los pies: <Miguel, Lucas, Rosa, Hugo, Carmina, Ramón, Lorena, Sara, Manuela…no puedo, no puedo>, y seguía corriendo.
 
Pero cuando el Doctor Pantufla llegaba a casa de un niño entonces desaparecían las prisas, se sentaba a los pies de su cama, y le hacía sentir que era el único.
 
El Doctor Pantufla no disponía de potentes medicinas, ni gozaba de importantes medicinas, por el contrario, siempre se valía de remedios caseros y de una receta, eso sí, secreta, que nunca nadie había conseguido averiguar. Le habían visto coger frutos del bosque, almacenar agua de lluvia, seleccionar pétalos de flores y comprar muchas y sabrosas mermeladas de violetas para hacer un apetitoso caramelo, eso era todo lo que se sabía de sus pócimas.
 
Pero lo más importante para el Dr. Pantufla, ¡mucho más que las medicinas o el dinero!, era la esperanza, el convencimiento de que lo que uno desea va a pasar. Por eso todos creían en el, los niños, los padres y los abuelos creían en él.
 
Ese día le tocaba una visita muy especial. Tenía que ir a casa de la Señora Rosita a ver cómo andaba su hijito. El pequeño Ernesto llevaba días sin comer, con mucha fiebre y sin poder salir de la cama. Su mamá estaba muy preocupada y llamó al Doctor Pantufla con urgencia.
 
CONTINUARÁ…
 

 

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